¿JEANS o VAQUEROS? Esa es la cuestión.



La lengua es un ser vivo y como tal, los vocablos nacen, crecen y algunos por desgracia desaparecen. El uso que damos al idioma, especialmente periodistas, guionistas y escritores, es decisivo en su evolución.



En el amplio mundo de la moda, como en muchos otros campos, la utilización de extranjerismos cotiza al alza. En ocasiones son necesarios pero en la mayoría de los casos prescindibles y sinónimo de pobreza lingüística. El empleo habitual de términos foráneos provoca que por pereza o esnobismo se empleen en exceso y pasen irremediablemente a ser parte de nuestro vocabulario activo.




Muchos términos extranjeros colapsan el mercado español: desde los títulos de las publicaciones especializadas (Vogue, Cosmopolitan, Marie Claire, Elle) hasta las instrucciones de lavado de las prendas.


En una portada reciente de Marie Claire pude leer los siguientes títulos: «GUÍA DE UNA IT GIRL», «396 LOOKS», «PRET-A-PORTER», «FASHION P/V 2008». Puede que sea terriblemente difícil encontrar una expresión para el allure de Chanel pero ¿por qué el ganchillo es «croché»?, ¿la pasarela, «catwalk»?, ¿La Semana de la Moda de Nueva York, «The New York Fashion Week»?, ¿la glasilla, «toile»? y ¿la gabardina, «trench»?
En el día a día de las empresas también el castellano pierde la batalla con palabras como retail, corner, ranking o shooting.


Quizás pensamos que el uso de tales exotismos nos afianza como expertos en la materia. En realidad, empobrece nuestra lengua y demuestra la hegemonía de la moda francesa y americana.


En mi armario apenas cuelgan etiquetas que sepa pronunciar. La industria ha decidido por unanimidad que el español no vende porque hasta las marcas de origen ibérico optan por nombres comerciales extranjeros. No digo yo que todos hayan bautizarse Flamenco, Agua de Sevilla o El Caballo pero tampoco es de recibo que los buques insignia de la moda española elijan nombres como Pull and Bear o Women’s Secret para algunas de sus cadenas.


¿Por qué caemos rendidos ante términos como fashionista cuando a duras penas sabemos lo que significa?


O plantamos cara al inglés o nos agenciamos un buen diccionario de bolsillo para ir de compras.


Personalmente recomiendo la desintoxicación lingüística; reduciendo la dosis de palabras extranjeras poco a poco, para que no duela demasiado. Tras varias semanas uno nota como vuelve a comprar vaqueros y no jeans y a preguntar por colorete y no por blush.






to be continued...

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