Volviendo a Cannes...


Me considero una férrea admiradora del trabajo de Nicolas Ghesquière pero francamente, la reinterpretación de sus propios diseños no es lo suyo...
Gracias a este diseñador francés la firma Balenciaga vuelve a ser hoy una de los referentes imprescindibles del mundo de la moda. Maestro del volúmen, ha conseguido renovar la silueta femenina con su particular estilo "retro-futurista".
Pero si convertimos uno de sus modelos en algo plano, estático, y muy poco original, solo nos queda una actriz bellísima, icono de los años 60 con un vestido sin vida.


Catherine Deneuve con un diseño de Balenciaga



Hablar de Balenciaga me transporta a los orígenes de la marca, y a una de las épocas doradas de la costura...



Corrían los años cincuenta cuando un jóven de Guetaria llamado Cristóbal Balenciaga se propuso conquistar París. Precursor de la modernidad, fue considerado como el “arquitecto de la moda” por su arte a la hora de conjugar textura y volúmen. Fascinó a los expertos de la época con sus estructurados camiseros de mangas tres cuartos, abrigos de líneas depuradas, vestidos saco y faldas balón de talle alto. Cada prenda era una escultura única.
Su cuadriculada visión de la moda ponía de manifiesto su obsesión por el detalle: “el modisto debe ser arquitecto para las líneas, escultor para las formas, pintor para los colores, músico para la armonía y filósofo para la medida”.


La alta sociedad se rendía a sus creaciones, y hasta sus compañeros de profesión reconocían su talento. Coco Chanel llegó a decir de él : "Es el único de nosotros que es un verdadero costurero". A pesar del éxito, en 1968 el célebre modisto decidió cerrar las puertas de su maison de alta costura decepcionado por los nuevos cauces a los que intuía iba a estar sometida la moda del futuro, encaminada como él mismo baticinaba hacia “la producción masiva y la vulgaridad”.



Vídeo de una prueba de Cristóbal Balenciaga

Vídeo desfile Balenciaga 1960

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